“Y el filisteo venía andando y acercándose a David, y su
escudero delante de él. Y cuando el filisteo miró y vio a David, le tuvo en
poco; porque era muchacho, y rubio, y de hermoso parecer. Y dijo el filisteo a
David: ¿Soy yo perro, para que vengas a mí con palos? Y maldijo a David por sus
dioses. Dijo luego el filisteo a David: Ven a mí, y daré tu carne a las aves
del cielo y a las bestias del campo. Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes
a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de
los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová
te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré
hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la
tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel.”
Es una palabra poderosa, en esta Historia en donde David
mata a Goliat podemos reconocer la fidelidad y Poder de Dios cuando depositamos
nuestra confianza en él, pero Dios quiere que reconozcamos también la actitud
que tuvo David y que todos debemos ser como David cuando nos enfrentamos a esos
gigantes de la vida que nos atemorizan y que nos hacen sentir inferiores y débiles,
aquellos gigantes que no nos deja ver la bendición y que por el contrario nos
limita y no dejamos que Dios actué y que pelee por Nosotros.
Al encontrarnos con estos gigantes, en ocasiones nos
atemorizan tanto que terminamos llorando y quejándonos; Y nos quedamos esperando que el gigante
sienta pena por nosotros y que se aleje y no lo enfrentamos como Hijos de Dios.
Este filisteo miro en menos a David y menosprecio a David
por su apariencia física y se sintió seguro de que él triunfaría, el enemigo
cuando busca vencernos y vernos caer y vernos sufrir, ver cómo nos alejamos de
Dios, también se siente triunfador antes de atacarnos porque él mira nuestras
debilidades y jamás luchara en contra de nuestras fortalezas. Es ahí cuando
nuestra fe y confianza en Dios debe verse reflejada y ser fuerte, guerrero,
seguro, confiado en Dios y decirle a ese gigante: “Tú vienes a mí con espada y
lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos”,
solo basta con declarar que quien está delante de nosotros es Dios y el gigante
será derrotado, Solo basta con que Adoremos al Rey de Reyes!!! Que comencemos a
pelear esta batalla y si en estos momentos estamos sintiendo que estamos siendo
derribados por ese gigante, es tiempo de levantarnos y decirle “Derribados, pero
no destruidos, el que está con nosotros es mayor que él está en este mundo”… No
estamos solos y nuestra boca no debe estar cerrada, nuestra boca debe abrirse y
adorar a Dios no podemos quedarnos rendidos, debemos ser como David e ir en
nombre de Jesús pelear y Vencer.
No podemos tenerle miedo a alguien que está bajo nuestros
pies, No podemos ver como nuestro gozo y nuestra Paz dada por Dios se pierda y se
desvanece. Enfrentémonos a ese gigante la Victoria es nuestra, no permitamos
que nada nos aparte del propósito de Dios y dile al enemigo estas destruido, ¡SOY
UNA HIJA DE DIOS, UNA GUERRERA QUE PELEA EN EL NOMBRE DE JESÚS!