miércoles, 24 de mayo de 2017

Amor que da vida






¿Cuantas veces hemos sentido que no podemos más? ¿Cuantas veces hemos sentido que nada tiene sentido? ¿Cuantas veces hemos tenido que luchar con nosotros mismos para seguir avanzando?... Yo me detuve y por un momento sentí que le había fallado a Dios, sentí que no podía retomar mi relación con él, porque no podía oír su voz, porque la crisis que estaba viviendo no me permitía avanzar, me sentía estancada, aislada y vacía. Intentaba traer a mi mente todos los consejos que recibía a través de la palabra de Dios, pero me sentía incomprendida por todos los que me rodeaban. Pero entendí que Dios era el único que comprendía cada lagrima que derramaba, que muchos podían juzgarme y que muchos podían criticarme, pero Dios me amaba, Dios me comprendía y Dios estaba presente, atento a lo que mi corazón sentía, a los pensamientos de mi mente... Dios sabia cuanto lo necesitaba y cuan difícil era para mi hacer como si nada sucediera cuando realmente mi corazón estaba herido. Y comprendí que no estaba sola, que yo era propiedad de Dios, que Dios había vencido la amargura de mi vida, la tristeza, la crisis, la derrota.... porque mayor es ÉL, que el que esta en este mundo (1 juan :4) y logre oir en mi corazón a Dios diciéndome "Todo va a estar bien, Mi Amor te da vida".


Quizás estas viviendo un proceso en tu vida, en donde te sientes incomprendida y todo lo que te digan pueden ser palabras que se las lleva el viento, palabras vacías que no logran cambiar tu soledad o tu problema. Pero en ese lugar silencioso y oculto en donde solo lograr oír tus propios pensamientos, en ese lugar esta Dios, atento esperando que le habrás la puerta de tu corazón, para que él comience a ordenar todas las ideas de tu mente y comenzar a desechar aquellas que solo te lastiman, aquellas que te alejaban de su presencia. Porque cuando somos hijos de Dios estamos seguros que no estamos solos, que de los ojos de Dios no nos podemos ocultar y sabemos que él todo lo sabe y como creador de nosotros mismos no existe nadie en el mundo que nos conozca mejor que Él, no importa lo que digan los demás, no importa nada cuando comprendes que Dios a través de todo ese dolor, Èl obraba a tu favor de una manera sorprendente, porque su palabra nos dice que : Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto. (Proverbios 4:18) , este no es el fin, este es un nuevo comienzo de Dios obrando en ti, de Dios moldeandonos, enseñándonos que nada somos apartados de él, que podemos vivir de apariencias pero que a Dios no podemos engañar, Dios nos enseña que le necesitamos en todos los aspectos de nuestra vida, que a ÉL no lo podemos dejar ajeno a nada que nos suceda, Dios es Fiel y su Amor da vida.


Dios nos da esa valentía y perseverancia con todo su Amor para reactivar nuestros huesos secos y decirnos: " levántate y anda que ha llegado el momento de caminar" , y nos levantaremos y andaremos en busca de nuestro creador, estamos vivos, seguimos este caminar, seguimos respirando por que Dios todo poderoso así lo ha querido.

Quizás estuvimos detenidos. observando, analizando, cuestionándonos a nosotros mismos, pero ya es tiempo de seguir avanzando, de perdonarnos, de levantarnos y continuar glorificando a Dios. 

Dios jamas permitirá que nos perdamos en la crisis o en la prueba, Dios nos enseña que TODO LO PODEMOS EN CRISTO QUE NOS FORTALECE. Miremos al cielo, respiremos profundo y solo digamos : GRACIAS DIOS!!, GRACIAS PADRE POR PERMITIRME VIVIR TODO LO QUE HE VIVIDO, TODO NOS EDIFICA CUANDO DIOS ESTA EN MEDIO.... no existe circunstancias adversas para los hijos de Dios, en donde no seamos beneficiados a través de ÉL, porque no se trata de nosotros, se trata de JESÚS. Fue un tiempo donde Dios nos humillo, para que podamos reconocer su soberania, su Poder, su autoridad, su Amor infinito e incondicional y reconocer que somos llamados para triunfar, 

Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
2 Corintios 4:8-9

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