Quise retroceder por unos minutos a esos tiempos donde decidí no tener a Cristo en mi vida, cuando dude de su amor infinito por mi y solo por fijar mis ojos en quienes me rodeaban, cuando me di cuenta que todos eran imperfectos, que no todos tenían buenos sentimientos, cuando conocí a quienes aparentaban ser cristianos, cuando deje de ver la iglesia como la casa de Dios, me di cuenta que estaba creciendo y que mis amigas disfrutaban de cosas que Dios no me permitía hacer… y deje de mirar a Jesús como lo mejor de mi vida, deje de querer llegar a ser como él y lo reemplace por un cantante famoso, reemplace la biblia por novelas y reemplace la iglesia para tener tiempo para mis amigos y para la diversión. Comencé a mirar a mi alrededor y se me olvido que mi mirada debe estar puesta en mi creador, que la salvación es personal, que Dios es quien juzga y que yo estoy para dar testimonio de su amor, para servirle, predicar su palabra y para enfocarme en el propósito y el plan que Dios tiene para mi vida. Pero trate de llenar mi corazón con las cosas que el mundo me ofrecía, pero nunca logre sentir lo que Dios me hacía sentir cuando estaba junto a él.
Me sentí como una pieza perdida de un rompecabezas tratando de encajar donde realmente no era mi lugar.
El orgullo comenzó a apoderarse de mí y por mas vacía que sentía mi vida no quería volver a Dios, porque quería encontrar en el mundo lo que a muchos jóvenes aparentemente los hacía tan feliz, pero no lo encontré, al contrario, lo único que logre hallar en el mundo sin Dios en mi corazón fue amargura amargura, soledad, desesperanza, sufrimiento, engaños… sentía que caía a un vació sin fin y que nadie tenia la mínima intención de rescatarme o de extender su mano para salvarme.
Mi cantante preferido que tanto seguí, llenado mi dormitorio de sus fotografías, nunca supo que yo estaba mal, nunca se preocupo por mí, pero Jesús si estaba conmigo en los momentos difíciles y alegres de mi vida. Mis “amigos” que me hablaban de la diversión y la felicidad en el mundo, desaparecieron en mis momentos de tristeza y nunca uno de ellos me ayudo a encontrar la salida y era tan fácil como decirme “Recuerda a Dios”.
El diablo me ato de manos y pies y me impedía arrodillarme y hablarle a Dios… y le encantaba verme sufrir porque más daño me hacia día a día… y olvide que Dios dice en su palabra “…levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas” (Hebreos 12:12), Estaba totalmente desesperanzada y rendida.
Mientras tanto el diablo tenía bien en claro a quién pertenecía mi vida y más me odiaba porque él sabía que pese a mi rebeldía y desobediencia Dios seguía a mi lado, cuidando mis pasos, intentado que yo lo escuchara en mis momentos de absoluta y total soledad. Dios dice en Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”, La respuesta a mi soledad y tristeza de mi corazón, siempre estuvo en su palabra, Dios en su infinita misericordia nos advierte que solo Él encontraremos la paz que necesitamos, el mundo no tiene nada eterno que ofrecernos, en cambio Dios nos ofrece su paz en momentos de angustia, amor eterno e incondicional y la salvación para algún día verlo cara a cara.
Y Dios nunca dejo que mi vida quedara desechada en las tinieblas, No permitió que olvidará el sacrificio que hizo por mí en la cruz… Él fue a a mi rescate, me salvo de la muerte y sano mis heridas y curo las cicatrices que el mundo provoco en mi vida. Dios estaba con su mano extendida esperando que decidiera tomarla para que no me soltará de él nunca más, solo esperaba que le abriera las puertas de mi corazón, que le pidiera que me rescatará y que me diera el consuelo, la paz, el amor que tanto me hacía falta (Lucas 11:10 “Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”).
Luego de haberme rescatado de ese mundo de oscuridad y soledad, Dios comenzaba a obrar nuevamente en mi vida, le abrí mi corazón para obtener la sanidad total a las heridas que el mundo dejo en mi, y es en ese momento cuando logre abrir mis ojos espirituales y le permito a Dios que me muestre la salida al dolor y la angustia que aún existía en mi vida ya que busque soluciones en psicólogos, en medicamentos, en amigos..etc Y después de tanto buscar entendí que la solución a mi soledad, se encontraba solo en Él, a través de su palabra me permitió conocer su amor eterno, su misericordia, sus promesas, su fidelidad... Encontré todas las respuestas en mi amado Dios y estaban guardadas por mucho tiempo en un velador, en ese libro que no abrí por muchos años y que hoy me permite comprender y amar cada día a mi Padre celestial que me ha restaurado. (Jeremías 33:3 " Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.")
Quizás muchos jóvenes como yo,conociendo a Dios, teniendo una hermosa familia que nos ama, teniendo todo lo que necesitamos para ser felices, comenzamos a querer mas, el enemigo nos engaña a tal punto de ver en los demás esa felicidad irreal y momentánea pero nos cegamos tanto a querer obtener mas de lo que ya tenemos, a querer experimentar vivencias innecesarias para ser felices, que cometemos el gran error de auto-dañarnos, auto-marginarnos, huimos de la presencia de Dios y recorrimos caminos de oscuridad y tinieblas que solo nos dejan dolor.
No sientas vergüenza en pedirle a Dios que te rescate de la oscuridad porque pese a todas nuestras faltas, Dios está en espera de nosotros, nunca dejaremos de ser sus hijos y menos cuando yo la entregaste tu corazón a Él. Pero no permitas que el enemigo siembre duda en tu corazón, ni pensamientos que te alejen de Dios, Afirmarte a la roca que es Cristo Jesús nuestro Salvador y Redentor.
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
1 Pedro 5:6-7
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